Hola, soy Itzel Plata, creadora de Hoppy Mode. Mis amigos me dicen Hoppy. En esta sección quiero contarte a detalle sobre la persona que te va a acompañar en este proceso de transformación.

Soy una entusiasta del choro y el storytelling y la verdad es que sí está medio largo de leer. Si te da flojera, siéntete libre de darle "click" en las otras secciones. Pero si te gana el morbo y la curiosidad te doy la bienvenida a un poco de mi historia.

Este caminito lo inicié estudiando la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México.  (Esa edad, cuando crees saber hacia donde vas y a lo que te vas a dedicar. Sí, claro...) Como todavía insistí en tener control de mi vida, estudié la Maestría en Arte Cinematográfico en el Centro de Cultura Casa Lamm. Después hice un diplomado corto de guionismo, "How to write a TV Pilot" en la New York Film Academy.  Por supuesto intenté hacerme camino como guionista en televisión.  Pero ser intern y tener que pagar renta, comida, luz, agua, gas y ya saben... Todas esas cosas de adulto, no me permitieron vivir del arte como era mi plan. Pero de que sigo teniendo una escritora dentro, eso que ni qué.

Al mismo tiempo que cultivaba mi pasión por el arte, trabajaba repartiendo pastas, pollos y bolsitas de cacahuates a 35,000 pies de altura. Así es, fui sobrecargo de aviación porque pues... No podía dejar pasar la oportunidad de tener un trabajo que me permitiera pagar el saldo total de mis tarjetas de crédito y saber lo que era el INFONAVIT y la AFORE. Además, eso de conocer nuevos lugares no me venía nada mal. 

En este trabajo viví y aprendí infinidad de cosas. Pero recuerdo que de los primeros retos con los que me topé, no fue aprender cómo evacuar un avión, o saber lo que implica un acuatizaje o cómo dar primeros auxilios. No, no... Además de tener que saber esto y mucho más, había que estar perfectamente presentable y portar el uniforme como se debe. Y yo venía de un trayecto largo, muy largo desde la adolescencia y años anteriores, donde no sabía un comino de maquillaje ni de arreglo personal.  

No. No era precisamente el tipo de niña que le llamara la atención el maquillaje, la moda o pintarse las uñas. Mi prioridad era el football y ser buena para los deportes y actividades extremas.  "Tomboy" le llaman en inglés. Y fui feliz siendo así... Hasta que ya no fui tan feliz.

Pasaron los años y yo ya era una joven estudiante de la preparatoria que por supuesto tenía la hormona a todo lo que daba. Esa etapa cuando quieres llamar la atención del chavo que te gusta y por el que vas todos los días a la prepa. Pero después veía a la niña que le gustaba a ese chavo guapo y decía: "Claro. ¡Si Fulana todos los días se ve increíble!" Diario un outfit diferente. Combinación de colores que yo jamás me hubiera imaginado. Peinado y maquillaje "effortless" que siempre la hacían ver fresca, cómoda y radiante. Y por supuesto, la confianza y autoestima que eso conlleva. 

Y aunque por fuera aplicaba el "al cabo que ni me interesa", la realidad es que claro que quería saber. Pero no sabía cómo ni por dónde empezar. Iba a las tiendas de ropa y veía prendas de todo tipo, de todos colores, y siempre terminaba comprando lo mismo. Playerotas con algún estampado, jeans y tenis. Pero además, en colores que no me favorecían en absoluto.  Alguna vez también intenté maquillarme y ya ni les cuento cómo fue aquello. No daba una. Así que me dí por vencida y no me quedó de otra más que ir por la vida con mis limitaciones en arreglo personal.  Afortunadamente en mis años adolescentes, apenas empezaba el Facebook. Y pocos, muy pocos teléfonos tenían cámara. Así que no tengo mucha evidencia. Bendito Dios... 

Como les decía, entré al fascinante mundo de la aviación. Y ahí no me quedó de otra.  Si el reglamento dice que tienes que traer la uña pintada y debes ir todos los días maquillada, ¿quién soy yo para llevarles la contra? Pero aún así, lo hacía como Dios me daba a entender y no me sentía enteramente satisfecha con el resultado.  Hasta que un buen día, la vida me dijo: "Mija, ya aprenda." Como ambición personal, busqué donde aprender y el destino me llevó a cursar el diplomado en Diseño de Imagen Personal en la Universidad Jannette Klein. Se me abrió un mundo de posibilidades. Y por fin acabé con la apatía que me provocaba entrar a las tiendas de ropa.

Descubrí que mi estilo no consistía en playerotas grises y negras con jeans y tenis para ir al gym. Empecé a probar cosas extravagantes y a darle color a mi vida.  Combinar prendas, estampados, texturas y colores se convirtió en mi dopamina. Y por supuesto eso se proyecta. Por fin había resuelto el enigma para verme como yo quería desde hacía tanto tiempo.  Me convertí en esa persona radiante, feliz, auténtica y satisfecha con lo que veía en el espejo, pero sobre todo que no había cambiado su esencia. Esa siempre había estado ahí, solo que no la había sacado a pasear. 

Aún así, mi curiosidad sin fin  (y sí, también un poco de mi trastorno de déficit de atención con hiperactividad) me llevó a querer saber más. Por lo que también hice un diplomado de Image Consultant en Elle Education. 

Pero he de confesarles, que lo que más me ha apasionado y llamado la atención en este trayecto, ha sido ver el impacto que pueden tener los colores en nuestra vida. Piensen en como un lugar se transforma con tan solo pintar una pared, o cómo un evento puede adquirir cierta magia con la correcta  combinación de colores.    

Así que nuevamente salió a relucir mi TDAH y ahora quería saber más, pero específicamente sobre colorimetría. "Be careful what you wish for", dice una canción de las Pussycat Dolls. Porque la vida me llevó hasta São Paulo, Brasil ha tomar el mejor curso de colorimetría que hubiera podido pedir en Studio Immagine con la gran Luciana Ulrich.   

Por último, ya sólo me faltaba domar al maquillaje. Así que me aventuré a tomar el Curso Integral de Maquillaje Profesional en el Instituto Cristina Cuéllar. Con este curso, pude entender más sobre la aplicación de maquillaje.  Así puedo decirte cómo crear armonía desde la elección de la base de maquillaje de acuerdo al tono y subtono de piel hasta los colores de lipstick y blush que te favorecen más de acuerdo a tu estación cromática.  

Así que como pueden ver, uno cree saber hacia dónde va en la vida.  Por supuesto que hay personas que sí han cumplido el caminito que visualizaban desde que eran niños. Pero en mi caso, he podido comprobar que como dicen por ahí, Dios actúa de maneras misteriosas. Yo siempre creí que me dedicaría a estar entre cámaras de cine y directores. Pero ahora puedo decir que estoy muy complacida y sorprendida de que la vida me haya llevado hasta este momento. Y que ahora tengamos esa oportunidad de coincidir para orientarte en tu proceso de cambio. 

Amo poder compartir en cada consulta todo el conocimiento que he adquirido y que jamás me imaginé me podría apasionar tanto. Me encanta conectar con cada cliente y saber que puedo contribuir en esa transformación que podría llegar a ser tan significativa en su vida.

Escribí estas líneas desde una transparencia con la que les quiero transmitir que entiendo perfecto esas ganas de brillar. Porque yo he estado ahí, con todas esas dudas y sin saber por dónde empezar. Y quiero decirte que no es tan complicado ni es tan caro como parece.  De todo corazón, quiero que también actives tu Hoppy Mode como yo lo hice. 

 

¡Así que nos vemos pronto!